¿QUÉ ES EL TAOÍSMO?
TAO: Camino de la Naturaleza, Camino del Cielo.
La enseñanza del Tao invita al abandono del propio camino, el camino humano, que comienza al nacer y termina al morir, para seguir el Gran Camino, el Camino del Cielo, el Camino del Tao Eterno.
El Tao, la fuente y el origen de todo lo que existe y de lo que no existe, anterior al tiempo y al espacio, es lo que ordena el incesante flujo del cambio. Es la totalidad que abarca todos los aspectos de la existencia o realidad.
El flujo del Universo se llama Tao, jamás se detiene y mantiene a todas las cosas o elementos del universo, en orden y equilibrio.
El Tao es la Ley del Todo.
La única constante del Universo es el cambio: flujo constante del ser al no ser, de lo posible a lo real, del Yin al Yang. Estar en armonía es aceptar plenamente esta impermanencia.
El taoísmo es la enseñanza del Camino. Es una filosofía y una práctica. Es el camino que conduce desde la confusión del mundo, hacia lo eterno; el Camino del Tao lleva a alcanzar la longevidad en plenitud y el vivir en armonía con la naturaleza. Es la autosuperación del propio ser, en comunidad con el entorno de acuerdo con la mutación constante.
El taoísmo establece la existencia de 3 fuerzas: pasiva – activa – conciliadora (neutra). Las fuerzas pasiva yin y activa yang, se oponen y complementan, son interdependientes y funcionan como una unidad. La tercera fuerza es el Tao, la fuerza superior que las contiene. “Un aspecto yin, un aspecto yang, eso es el Tao”. Una montaña tiene la ladera con luz y la otra sombría: ambas partes son la montaña. Ninguna es superior ni inferior.
El taoísta no considera a la vida superior a la muerte, ni la construcción sobre la destrucción, ni el placer sobre el sufrimiento, ni lo positivo sobre lo negativo, etc. Así lo cotidiano tiene un significado profundo, por sobre lo superficial que vemos.
El Tao no es algo concreto. No puede definirse. Es como el espacio en el que se manifiesta todo. No se ve, no se oye, no se siente. Es lo que no es, lo que no existe. Fuera del tiempo y el espacio. Todo lo que es, se basa, surge de lo que no es, el no-ser.
Tao es el nombre global del orden natural. Enseña al ser humano a integrarse en la naturaleza, a fluir, a integrarse en sí mismo en coherencia y armonía, experimentando en su cuerpo sus ritmos vitales a través de ejercicios, obteniendo serenidad y energía física.
El camino del no-ser lleva a la quietud y la observación, de lo múltiple al uno. Es una práctica espiritual, en recogimiento y silencio interno, para lograr la serenidad que permite contemplar al ser interior en lo invisible, escuchar lo inaudible y sentir lo inalcanzable.